Ojala solo fuera el despedirme.
O preparar las maletas y al llegar, darme cuenta de que nada se me quedó: ni mi identidad, ni mi valor y mucho menos mis ganas de vivir.
No soy un exiliado. No huyo. No tengo miedo.
Solo quiero poder vivir.
De verdad.
Que así sea. Noruega, gracias por abrirme tus puertas :)
Rafael Suárez
1 comentario:
Que nervios!!!! esa cuenta regresiva me tiene desbalanceada jejeje y lo de la maleta mental está bueno, la maleta real es mas complicada :-S
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