julio 30, 2008

Caracas

Son las 12 de la medianoche, y apenas estoy empezando a digerir la exquisita punta trasera que engullí junto a unos amigos en un local llamado Punta Grill. Acostado en la séptica cama del cuarto décimoquinto de un hotel (ucho) llamado "Hotel Rora", acabo de notar un detalle más: el grifo del lavamanos gotea. Y no pienso hacer otro cambio de habitación. Llevo apenas tres horas en la capital de esta nación, esta mixtura de ciudad-museo y ciudad-basurero y me doy cuenta de que por mucho que todo esto esté "primermundizado" sigue siendo la ciudad que no me gusta, no me gustó y dudo que me guste en un futuro a largo plazo. Lo que más me gusta de Caracas, es el Aeropuerto Simón Bolivar, y no está en Caracas exactamente, que digamos... La noche caraqueña es fresca tirando a fría, pero el exceso de excesos me produce náuseas y pérdida de interés por volver acá. Además, hay que recordar que todas las decisiones centralistas de este, nuestro bello país, se toman desde aquí, o desde el lugar de turno donde se encuentre Mico Mandante. Mañana será otro día normal para mí, solo que al estilo caraqueño: desayunaré una coca cola light con tres aspirinas y un marlboro, me pondré unos lentes de diseñador y no me los quitaré ni para lavarme la cara, manejaré luchando contra los otros conductores y abriendome paso a cornetazos, huiré de los motorizados encambotados, iré a la embajada de los etats units, y si salgo vivo y sin un rasguño, espero estar en Barquisihueco a las seis pe eme.
Como desearia que esto fuera un sueño.

No hay comentarios.:

Calificación

Te gusto este post? Guardalo en PDF!